Riego. Paisajismo

Sistemas de riego

SISTEMAS DE RIEGO

Los sistemas de riego ofrecen una serie de ventajas que posibilitan racionalizar el agua disponible con el consiguiente beneficio para el medio ambiente. Cualquier sistema de riego debe someterse a un estudio previo para adecuarlo a las condiciones reales del terreno y los objetivos planteados, tomando en consideración desde el tipo de vegetación, hasta la forma de distribuir el agua para obtener el mejor rendimiento del recurso. Los instrumentos de control de riego: programadores, electroválvulas, detectores de lluvia, entre otros, deben distribuirse en función de la orografía, las capacidades hídricas del suelo, la presencia de plantas, las superficies construidas, etc.

Existen muchos y variados sistemas de riego, los cuales se encuentran en permanente revisión, ya que se trata de una tecnología joven que se ha ido desarrollando al mismo tiempo que ha avanzado la sociedad del bienestar. Las zonas verdes han pasado de ser un lujo a una necesidad y el riego es la operación más importante para mantenerlas.

RED GENERAL DE RIEGO

Las redes de riego se componen de varios tramos de canalizaciones:

  • Primario. Va desde la bomba hasta la última toma o electroválvula. Se compone de: bocas de riego, válvulas, electroválvulas y llaves de estaciones.
  • Secundario. Desde las válvulas y electroválvulas hasta los mecanismos de distribución del agua: aspersores, difusores, goteros y exudantes.
  • Distribuidores de agua. Elementos destinados a distribuir el agua de acuerdo con una pluviometría predeterminada: aspersores, difusores, bocas de riego, goteros, etc.

La presión de servicio se obtiene frecuentemente de las bombas de depósitos (sumergibles o centrifugas, entre otras) o de la red domiciliaria en sistemas de riego de baja presión.

ELEMENTOS DE CONTROL DE LA RED DE RIEGO

Los elementos susceptibles de mejorar la automatización de las redes de riego y, por tanto, regular y controlar los caudales, los tiempos y otras características son muchos y variados. Los equipos que forman parte de las instalaciones de riego ofrecen grandes ventajas:

  • Mayor exactitud y seguridad en el control de la instalación.
  • Operaciones exentas de errores.
  • Reducción de mano de obra.
  • Telemando y facilidad de programación y manejo.
  • Registro de datos para su análisis posterior.

Para la realización de todas estas operaciones y conseguir el objetivo propuesto, son necesarios un buen número de equipos individuales conectados convenientemente:

  • Electroválvulas. Regulan el paso del agua a través de la canalización. Su funcionamiento es automático y el sistema de accionamiento puede ser de tres tipos: eléctrico, hidráulico o mixto.
  • Pluviómetros. Funcionan por impulsos eléctricos y desconectan el programa de riego si llueve. Un pequeño recipiente de PVC recoge el agua de lluvia, y en el interior hay dos electrodos que funcionan como un interruptor por el efecto conductor del agua que se almacena.
  • Higrómetros. Controla el riego con más rigor que el pluviómetro, puesto que mide mediante sondas el grado de humedad del suelo en cada momento.
  • Programadores. El programador y los temporizadores sirven para regular el riego. Actúan como el cerebro que regula el sistema según las necesidades de las plantas y minimiza el consumo de agua. Suelen ser de tres tipos: electromecánicos, formados por un pequeño motor eléctrico que permite el movimiento de diversos relojes mecánicos en los que se determinan los horarios; electrónicos, precisos en sus órdenes y los más indicados para las pequeñas instalaciones, y los híbridos, que son una combinación de los dos anteriores, que reúne las ventajas de la exactitud de los programadores electrónicos y la facilidad de uso de los electromecánicos.
  • Válvulas. Suelen estar construidas de metal o plásticos, en especial, PVC. Su función específica es regular el paso del agua a través de una canalización. Las válvulas que funcionan manualmente se denominan de control, y las que actúan de acuerdo a un parámetro establecido, de regulación.

MÉTODOS DE RIEGO

  • Riego por aspersión. Este método, de uso general, se aplica sobre grandes superficies lanzando un gran volumen de agua controlada y uniforme en forma de lluvia. Por lo general, actúa cubriendo toda el área y es muy adecuado para automatizar la operación. De entrada, deben distinguirse dos tipos de riego:
    • Riego con aspersores. El reparto de agua se efectúa de acuerdo con una pluviometría prefijada, y es un sistema idóneo para superficies geométricamente regulares y de una amplitud considerable. Los principales tipos de aspersores son: Aspersor de impacto y aspersor de turbina. Según la presión de funcionamiento, los aspersores pueden catalogarse en: Baja presión, con presiones de hasta 1.5 kg/cm2 y radios de alcance hasta 12 metros; media presión, presiones entre 1,5 y 4,5 kg/cm2 y radios de alcance de entre 12 y 25 metros; y alta presión, presiones superiores a 4,5 kg/cm2 y radios de alcance de hasta 60 metros. Desde el punto de vista técnico existen otras características en un aspersor. Entre estos destacan la uniformidad en la velocidad de rotación, el ángulo y disposición de la tobera o toberas, la altura de la trayectoria, la uniformidad de distribución, el tamaño de las gotas, etc. Respecto al área que los aspersores humedecen se pueden catalogar en: Circulares y sectoriales. Por último, los aspersores se catalogan según sus posiciones de instalación: Aéreos, los que se sitúan sobre la superficie del suelo, y emergentes: los que se instalan enterrados y protegidos por una carcasa.
    • Riego con difusores. Distribuye el agua en forma de pequeñas gotas. La difusión del agua se realiza a través del aire, siendo nula la participación del suelo en estos riesgos. El difusor más utilizado es el emergente, que reparte el agua en zonas de canteros, plantaciones de césped o arbustos pequeños.
  • Riego por goteo. El agua se distribuye puntualmente, sin atomización y sin que empape el terreno. La densidad de puntos de riego humedece ciertas zonas, mientras la mayor parte del terreno permanece seco. Este tipo de riego es aplicable tanto para zonas tan limitadas como la plantación de arbolado, borduras de arbustos, jardineras, o bien para plantaciones extensas, ya que sólo humedece las zonas deseadas. Este sistema puede complementar al riego por aspersión generalizado en zonas concretas o mantener áreas de arbustos y arbolado de alineación de forma autónoma. Es preciso un sistema para filtrar el agua, ya que esta fluye al exterior por pequeños orificios denominados goteros. En comparación a otros sistemas de riego destaca su importante ahorro en agua, superior siempre al 50% del consumo. Asimismo, tiene otras grandes ventajas en lo relacionado con las pendientes del terreno, ya que por accidentadas que sean, no son un obstáculo; se pueden utilizar aguas de calidad más baja y permite la aplicación simultánea de abonos líquidos. En cuanto a los aspectos negativos, al riego por goteo del verde urbano se le suelen asociar:
    • La impresión estética no es agradable.
    • Es propenso al vandalismo. Estos inconvenientes se solventan con la utilización del riego por goteo subterráneo, cuya aplicación está en aumento. En este tipo de instalación los goteros están integrados en la tubería, pudiendo carecer de ellos las zonas que no se deseen regar. La profundidad a que se coloca la red de goteros es de 20 centímetros y los caudales suelen estar en valores de 2,4 litros hora. Por último, es recomendable que la Instalación sea uniforme para asegurar el crecimiento homogéneo de las especies regadas.
  • Riego exudante. Es una variación del riego por goteo y se conoce también como tubería exudante. Consiste en una serie de canalizaciones plásticas, porosas, que permiten que el agua que circula pase al suelo. De esta manera se consigue un riego uniforme y constante en toda su longitud, ya que el agua se transmite por la propia capilaridad del terreno, alcanzando más o menos superficie en función de la estructura de los sustratos. Los ahorros de agua se ubican entre un 35 y un 45%. En la mayoría de los casos hay que instalar una válvula reductora de presión, ya que las instalaciones exudantes trabajan con una presión de agua entre 0,2 y 0,8 kg/cm2 siendo sus caudales variables entre 2 y 8 litros por hora.

Existen muchas variables cuando se instalan sistemas de riego, algunas que no tratamos en este texto porque no son frecuentes y en forma general se utilizan combinaciones de los sistemas de riego para aportar soluciones personalizadas a cada situación.

Por todo lo expuesto, es de vital importancia realizar el estudio previo del terreno y delimitar los objetivos que se persiguen para adecuar el sistema a las condiciones deseadas. Podes contactar con técnicos especializados para hacer los cálculos necesarios

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